"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella, como un trueno"
Guy de Maupassant

retrato Manuel Scorza

c r i s t a l

c r i s t a l

 

 

 

 

Para qué escribe uno si no es para juntar sus pedazos “

eduardo galeano

Aldo Novelli


Superhéroe

I

Ayer fue otro día.

Hoy me levanté temprano

cuando sonó la campana de cristal

que me protege mientras viajo,

desperté sobresaltado y malhumorado

por despertar del océano de la noche

había hundido mis tendones en un agua oscura y densa

mis músculos erectos en carnes trémulas

pieles dulces y rosadas

bañadas de ardientes elixires

y la glotis empapada de rojas bebidas.

Malhumorado por perder

la única maravilla de la existencia

sobresaltado por el golpe asesino

del ogro del mundo

golpeando campanas delicadas

hasta destruirlas en mil fragmentos

de viscéras tibias

flotando en ríos de sangre

amontonadas en pilas humanas de cuerpos torturados

desaparecidos en el aire tibio de la tarde

en las claras y frescas mañanas

avasalladas del canto ignorante de los pájaros,

o en las ignominiosas noches

de faros temerarios recorriendo sin identificación

calles babeantes

desoladas de muerte

entrando a las residencias a culatazos y patadas

en la cabeza de los sueños del mundo.

Arrastré los pies por la baldosa fría

sintiendo la vibración de las cucarachas

el cuchicheo infame de las ratas

mordisqueando los restos de la especie.

Llegue al baño

empapado de sudor

y lancé al hueco blanco

obsceno

la resaca de la orgía nocturna

y expulsé la orina, los dorados meos

de todos los líquidos del cuerpo

como aquella bella e ingenua mujercita

que orinó en mis genitales

mientras le leía ‘filosofia en el tocador’.

Y ahora me miro al espejo

en el viejo espejo oxidado por el tiempo

roto siete veces en mi superstición

de gatos negros maldiciendo a los incautos

de gatas arañando mi espalda

desvestidas con medias negras

y pulseras en los finos tobillos

lamiendo la piel de la lujuria

con el hambre roja de las hembras sin ley

ni fe en el porvenir.

II

Mitologías urbanas sin Barthes ni Graves

barcazas fantasmas en los ojos que me observan

vagando sin rumbo en un mar oscuro

de tempestades y sonidos abisales,

ojos que me observan y me desquician

en un doble que existe mas allá del reflejo

de un doble que se divide y se multiplica

en hojas escritas por manos diversas

que se apoderan de los vestigios de mi alma,

en libros de otras manos

llenos de roturados espejos

que me desnudan en la intimidad

del poeta que puja por salir de la soledad

por abrazar el mundo con manos solidarias

en una ronda de palabras humanas

y penetrar todas las almas

y fornicar todas las hembras

y cantar todos lo cantos

y saborear todos los frutos

y volar sobre la tierra

aniquilando a los totalitarios

en una hoguera descomunal

que queme eternamente a los emperadores del mal.

III

Poeta y superhéroe

me grita el espejo en medio del baño

y ríe

ríe a carcajadas

mientras mis ojos se llenan de agua

y la verguenza me pone otra máscara

y en la pieza busco el disfraz

que me cabe este día

para salir a la calle.

En la calle me dirijo

a mi puesto en la cola

de los paseadores de jirafas

esperando por una buena ama de casa

que me elija entre el tumulto

para pasear su jirafa por la plaza,

como antes eligió a los señores Galindez

que usaron su garage

para salvar la patria

arrancando las uñas de los utopistas

electrificando los genitales de los soñadores,

y esas jirafas lavadas y peinadas

con el pelo recortado

y las vitaminas adecuadas

para que le crezca el cuello

lo suficientemente largo

para poder mirar desde arriba

a los extraños transeúntes

que corren como hormigas durante el día

y a la cucarachas que pululan

por las estaciones ferroviarias

y los paradores de la ruta

en los lindes de lo oscuro.

Agotado de esperar

por una buena señora

de esas que estrujan el repasador

cuando miran la telenovela

casadas con esos señores serios y educados

que putean a Maradona y al loco de Charly

cuando cantan el himno en la fiesta de Cosquín,

me fuí hasta la vidriera del diario

a buscar trabajo en el rubro clasificados

y descubrí que el imperio

en su libertad infinita

puso el dedo en Irak y aplastó a los herejes.

No me decidía entre las propuestas ofrecidas:

"Se necesita amaestrador de dragones para próximo invierno.

Traer máscara."

"Se requiere hombre serio con experiencia

para cuidar pareja de viejitos nazis enfermos de memoria."

"Se busca joven fuerte y vigoroso

para acompañar a vieja actriz retirada de las tablas."

"No necesitamos más aprendices de políticos.

No presentarse en casa de gobierno."

hasta que decidí caminar por la calle

atravesando el otoño

y al pasar por una revistería

me robé una vieja revista de historietas

y contento como un chico sin hambre

me senté en la plaza a leerme una vez más,

donde el justiciero superhéroe

vencía definitivamente al mal

en una lucha sin precedentes

en nuestra fantástica historia del comics.
Ese tipo

Yo soy ese tipo que ha cometido la osadía

de creerse poeta por unos instantes

esas efímeras eternidades que me tornaron insoportable,

y excavó con desesperación en el fondo de la noche

buscando palabras desconocidas

para dárselas al mundo en una jauría de gaviotas.

El que arrojó piedras a vagones ajenos de trenes inalcanzables

que cruzaban el oxidado horizonte del desierto,

el que pateó pelotas de trapo envueltas en viejas medias

en un potrero de cardos rusos gigantes y vientos furibundos,

y corrió entre cigüeñas negras y alacranes amarillos

para calmar la sed de infinito y el hambre de mujer.

El tipo que se dejó crecer la barba

y lanzó volantes rojos en el aire espeso de la ciudad

como un acto de rebeldía en medio de la derrota.

El que recorrió bares y cabarets

buscando a la hembra más puta del mundo,

y terminó durmiendo sobre las mesas

la borrachera de todos los poetas malditos de la historia.

Yo soy el pastor de ovejas descarriadas

adicto a las sombras bajo la gran luz.

El lobizón que se hizo hombre

en una noche de incontables lunas sin cielo.

Yo soy la oveja que se comió al lobo.

Yo soy ese tipo que llaman padre

el santo padre putativo corruptor de menores de espíritu

adúltero de vírgenes endemoniadas exorcista de toda estupidez.

El que cura las llagas de mujeres en pena

místico sanador de seres vulnerables de corazón.

Yo soy el dador de semen, el precario proveedor de cielos.

El que camina bajo la noche en callejones oscuros

y hace discursos salvadores para un tiempo desquiciado

entre multitud de cartoneros, desterrados y borrachos que aplauden y ríen

mientras las cucarachas observan la escena desde prudente distancia.

Yo también soy el tipo

que ha cometido la estupidez de escribir este poema,

él mismo, que tiene ahora la insolencia de ofrendárselo a ustedes

como un brusco zarpazo en la voz del silencio.

aldo luis novelli . Neuquén, Patagonia, Argentina.

e-mail: aldonovelli@yahoo.com

Algunos datos

Luz del Carmen Arrese

AJO EL CHARÁN

Es difícil llamarse Rosario siendo varón. Pero más difícil es ser hijo de doña Francisca Mendoza. A doña Francisca Mendoza le gustan el orden y los rezagos del matriarcado. Su hogar luce lleno de aperos, reatas y mercancías. Son las cinco de la mañana, afuera está en el oscuro y claro. A lo lejos se escucha el canto de un par de chilalos madrugadores. Rosario mira silencioso todo el bullicio que ocasiona doña Pancha. Siente ganas de fumar pero jamás lo haría delante de su madre así que contiene las ganas. Han pasado los meses de lluvia y se van a reanudar los viajes al otro lado de la frontera. Rosario será el cabeza de la empresa. Sus hermanos estarán bajo su responsabilidad. Es un encargo difícil el que le ha asignado doña Pancha. ¿Cómo controlar a aquellos padrillos que lejos de su madre echan al aire todas sus pasiones contenidas? Cariamanga está a muchos días de ruta y en este tiempo compartirán de todo: recuerdos perfumados con reseda y ramos de rosas llenos de espinas.

chumino

chumino

Con Enrique Plata

Con Enrique Plata

En los jardines de la ULA

Junto al escritor Amable Fernández

Junto al escritor Amable Fernández

En tertulia literaria en casa del novelista Enrique Plata Ramírez.

Medalla de la ciudad de Tacna

Medalla de la ciudad de Tacna

Por su labor como Embajadora Cultural.

Recibiendo Medalla de la Cultura

Recibiendo Medalla de la Cultura

Recibiendo Medalla de la Cultura, otorgada por el Instituto Nacional de Cultura de Lambayeque, de manos del poeta Raúl Ramírez Soto.

Biblioteca Nacional del Perú

Biblioteca Nacional del Perú

Recibiendo Diploma de Honor de la Biblioteca Nacional del Perú, por su  labor  como promotora cultural en el Perú y el extranjero.

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