Impunidad

Impunidad

A los desaparecidos, los ajusticiados,

a los torturados.A los que les robaron

el alba del mañana y la lluvia de abril.


Arrojar una piedra y llenarte de muerte,

cubrirte de ceniza, olvidos y traición.



Es la ley del verdugo

que otra vez va naciendo

entre la madreselva y la cucarda,

envileciendo todo lo que sueña

tocar con tanta muerte, látigos y mordaza

¿Nadie nos dice nada?


¿Puedes herir al gorrión en su cuna

de ramitas y vientos encendidos?

¿Puedes matar al trino que perdura

en el eco que busca enloquecido

la tenue moratoria del oído

y el alma que le anide, sin temor?


Impunidad, aroma de carroñas

y fruta desgajada,

la mano ensangrentada,

la rosa profanada

en nombre de la ley,

y el dios de la virtud.

Y tanto otros diosecillos tuertos

en el país inmenso de los ciegos.



¿ Ya nadie dice nada?

¿ Es que todos han muerto en el hastío,

y nos les sangra el alma

ni les subleva el grito silenciado?


¿Han roto sus oídos,

han cubiertos sus bocas de vergüenzas,

han sacado sus ojos,

han roído la entraña y su grandeza?


Arrojar una piedra,

la primera, la última,

la hermana de la muerte

en el paredón de las indignidades

y la cruz tachonando tus espaldas.


Impunidad, auroras asesinas. Noches de tu lamento,

desaparecido ¿Hasta cuándo

he de callar el fuego que me hierve

a la sombra y la muerte

de la historia sin fin de los cobardes

que no pagan tributo

por el vil genocidio que sembraron?.


¿Quién ha de castigar a los malvados?

¿Quién vengará la cruz de tu holocausto'

¿quién llorará por ti, una sepultura

con huesos y zampoñas

que sólo mueve el viento?.


Y en la hora letal de gritar un dolor

mi voz enronquecida brota como un espasmo

desde la tierra noble que te acuna

en tu profunda muerte.


Y te susurra el ansía de encontrarnos,

de volvernos a ver por los caminos

y cantar otra vez la libertad.