TIEMPOS DE LUTO
“PARA todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su tiempo:
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar (...)”.
Eclesiastés 3
Nuestro tiempo de hoy debería reunirnos para reir y abrazarnos, para festejar a la patria en su infinita libertad. Pero ya no albergamos risas ni calores para compartir; sólo tenemos el llanto a punto de aflorar, la rabia en cada puño, la impotencia y el dolor dentro del pecho. Han matado a nuestros hermanos, a los más desfavorecidos, como vienen haciendo desde hace mucho tiempo de los tiempos por un puñado de tierra, por las riquezas subyacentes en nuestro suelo peruano. Los han vuelto a matar una vez más y a nosotros mismos nos han matado un poco, ahora somos más frágiles y vulnerables a la duda, al desconcierto, a la nada.
¿Qué podrá decir ahora, para defender lo indefendible, nuestro presidente del Perú? . ¿Con qué palabras, actos o silencios, borrar imperdonable hazaña, cuyas órdenes salieron de su despacho?. ¿ Responderá con aires de ranchera que sigue siendo el rey? . ¿Es acaso la primera vez que se mata impunemente en el Perú, en el nombre del orden y la justicia?. ¿Cuánta sangre inocente habrá de derramarse para saciar los apetitos necios de quienes pretenden vender las almas y los mundos que no les pertenecen, porque son del viento, de la tierra, de las aguas y los hombres que les habitan en armonía?
Y los representantes del gobierno peruano ¿Qué van a respondernos. Tendremos que hacer colas interminables para pedirle, para exigirle a nuestro cónsul que se pronuncie y llore con nosotros, o nos recibirá con un portazo en las narices, como acostumbra este socio de la conquista?. ¿Debemos esperar tanto de quienes nunca nos dieron nada, de quienes tan sólo podemos esperar injusticia, mentiras, muerte?.
¿Y las Naciones Unidas? ¿Y las Voces, las Manos, y las Sangres Unidas?. ¿Y todas las voces mayúsculas que abren sus bocas empequeñecidas ante el horror, qué van a decir esta vez?
Y, nosotros mismos: ¿Cómo vamos a pronunciarnos los peruanos esparcidos por el mundo?. La patria soñaba celebrar sus antiguas libertades, sus años sin cadenas, pero tan sólo es una utopía la libertad cantada en un himno que nunca nos dice la verdad: “Somos libres, seámoslo siempre...”
Gritemos hermanos, lloremos todos y cubramos con ceniza nuestros cuerpos y enlutemos nuestras almas, por los hermanos muertos. Que se escuche y se sienta nuestra universal protesta, el asco y el repudio que sentimos por los asesinos de nuestra propia sangre, para que estos monstruos se avergüercen y se miren en sus propios espejos, desnudos de medallas y espadas de la muerte.
Para todos los tiempos hay un tiempo en cada esquina de nuestra memoria. Hoy es tiempo de luto, de llorar y rasgarnos los vestidos. De mirar hacia el borde de nuestro precipicio y ensayar un esbozo de futuro, reflexionar y hablar con voz henchida por la pena y la rabia, escribir cada nombre en los árboles benignos que pueblan nuestra tierra. Y no olvidar.