y si todo lo perdido
Y si todo lo perdido
Que, ¿ Cómo perdí los ojos?
En una loca partida
cuando a tientas, a escondidas,
jugamos a ser nosotros
entre miradas furtivas.
Miradas que ocultan voces
mágicas en el presagio,
en el agua se reflejan
cual erizos asustados
y al juntarse en nuestros labios
funden el beso, y se alejan.
Cual mariposas inquietas
de tornasol agonía
jugando a la luz dispersa,
uniendo sangre y espina
en su corona de azules
que sólo siguen la estela
de su sombra, de sus luces.
Que, ¿ Cómo perdí los labios?
En el rodeo sangrante
de ser tu flor y tu amante
y no morir al zarpazo
de tu beso en mi garganta.
Que, ¿ Cómo perdí los pechos?
Amamantando a tu niño,
al más pequeño y travieso
que se fue a quedar dormido
en el regazo tardío
de la nada y sus canciones.
Nanas de mi desvarío,
voces de mi voz en celo,
cuánto duérmete mi cielo,
tanto, ven te como a beso
imposibles de membrillo
y retamas en enero.
Que, ¿ Cómo perdí las manos?
Buscándote piel a tientas,
ebria la caricia viene,
busca el fuego encontrarnos,
arde el rito que sostiene
la sed, el ansia, la pena.
Que, ¿ Cómo perdí los besos ?
Ardiendo noches enteras,
de antorchas y de luciérnagas
en agonía punzante.
Y si todo lo perdido
no te parece bastante,
¡ Anda piérdeme en tu arena,
desnuda, vencida, plena !.
Soy dueña de una nube
Soy dueña de una nube
que me habita pinceladas de agua fresca,
que me llora, me ríe
me llueve mil tormentas
me viste de arcoris
y me inventa
cada cielo con su luna y sus estrellas.
Soy dueña y señora sin remedio
de un duende a quien le tejo calcetines
llenos de caramelos
y pedidos para el cielo
que sostiene nuestro encuentro.
Y, alguna vez, a veces
poseo yo también un firmamento
pleno de luces
ahíto de resplandores
colmando las alforjas de mis sueños.
Palomas y gorriones :
yo, la pobre mercante de palabras
viajera de los caminos azules,
esta noche de garúas y trino,
cincelada en escarcha,
soy dueña de una nube.
TODO
Todo tiene su estrella en cada cielo,
al margen de la sombra,
al pié de su candil.
Todo tiene su luz que parpadea
milagros y deseos,
palpitante luciérnaga
alumbrando misterios.
Hasta la sombra más pequeña tiene,
sostiene un alto rizo de bandera
con una luz cada vez más diversa
y un soplo de lucero.
Todo tiene su asombro, su quimera,
el encanto sutil de la sonrisa
adormeciendo cada primavera
como si fuera una bienvenida.
Todo es una continente
donde también habita alguna nada,
contrapesando sueños y avatares,
oráculos y noches de bohemia.
Todo tiene su estrella,
frente al espejo de sus abalorios,
sus palabras inútiles y bellas
denominándo el último poema
que ni tiene más ritmo que su pecho
ni más renglón herido
que esta noche sin cielo,
sin canciones, sin libro.