todo el fuego
arena
Cruzaste como un ave
la playa de mi cuerpo
bajándome la guardia,
tomando por asalto
la mar de mis sentidos.
Hundiendo tu navío
entre mis litorales,
sembrándome de algas
la arena del deseo.
Tus manos cual gaviotas
rompieron tempestades
y con furor de olas,
amor, sed y deseo,
cruzaste como un ave
toda mi madrugada.
Viniste a conquistarme,
a cautivar mis aguas,
doblándome la espalda,
cayendo por sorpresa,
bajándome la guardia
ahí, sobre la arena.
Olvidé ser sirena
de ocultos litorales
y en medio del silencio
y las olas fugaces,
cruzaste como un ave
la playa de mi cuerpo
espera
Soy para el hombre que no ha llegado aún,
existo para aguardarle
y cuento filigranas de sueños cada día,
estaciones de llovizna de agua clara,
gorriones cantadores
y cigarras al pie de los caminos.
Vivo aguardando inventándome emoción y primavera
a pesar de mis treinta años
congelando latidos y caricias.
Nadie que no sea él, podrá llegar a mí,
la mar de mi pasión no tiene puerto,
sólo él sabrá abrir mis ventanales
con su mirada fresca.
Y penetrar como una marejada
inundando mis rincones;
existo, para el hombre
que no ha llegado aún.
dolor
Quiero reunirme toda,
recoger mis trozos de dolor
como un rompecabezas.
Armar un corazón hecho pedazos
con llanto de mis ojos,
con beso de mis labios.
Quiero ungirme toda
de nuevo despertar y nueva vida,
abandonar tristezas ya vencidas,
reconciliarme con las alegrías.
Buscarme en los lugares
por donde, monte arriba, recorrí
por donde, río abajo, me esparcí.
Que vuelvan las pequeñas
partículas que ayer dejé a la vera
del camino olvidado.
Recuperarme, armar
un corazón feliz, resucitado
con todos los pedazos que dejé
por la vida, hace tiempo, abandonados,
cuando a golpes me fui haciendo mujer,
dejándome trocitos desgarrados
entre la noche y el amanecer.
Reclamar a la vida viejas deudas,
ahuyentar los recuerdos que me apenan
y volver a mi nido cristalino.
y hacer con tanto pedazo de olvido
un corazón a prueba de dolor.