milonga para nené
milonga para nené
Nené tiene un poema en las pupilas,
rutas de aguamarina y soledades
para desayunarse sin diamantes
frente a cada vidriera de la vida.
Nené sostiene una nostalgia a solas
en el Sur de su acento y su tristeza,
un no sé que de tango percalito,
un aire de milonga;
aunque no se lo crea.
Un instante secuestrado a la nada
la rebeldía de sus dulces años,
atravesando el surco de la calle
cada mañana sobre Barcelona
para buscar el hilo de su risa,
en el café con leche aún sangrante
de libertad recién acontecida.
Nené proclama, plena y soberana
que tiene un vicio viejo de tan nuevo,
que se apodera de cada mañana
y se recorre entera,
a la sombra de tanta luz dorada
clavándose cual cruz sobre su pecho.
Nené tiene a la niña y a la madre
en cada suspirar que nos detiene
a decirle bajito lo que a nadie
a besarle la mano y contenerle
en la memoria como una canción.
Nené comparte contigo y conmigo
suaves acordes de su voz tejida
en los atardeceres de este lejos
que regresa en la brisa de sus versos
y nos hace camino.
Teje nidos de azúcar en sus dedos,
mundos ultramarinos y cantares,
pinta con la paleta de algún sueño
el vuelo migratorio de sus aves,
la estela de un fantástico velero,
amores contenidos y saudades.
Nené flor de la tarde de los jueves
delirando poetas ya dormidos,
entregándose dulce y tan querida,
preguntándote, vida ¿ qué más quieres
de su voz, de su risa, sus latidos?