Mario Florian

MARIO FLORIAN


 

 


Llamábase Poeta,
decíase ocarina
pututo de la tarde
tras la lluvia del Ande.


Su niña Pastorala
pobló de corazón todo el paisaje
de su pecho.

Y el silencio
díjole tantas voces
y toda la memoria de los hombres
con la magia del viento
redoblando canciones.

Poemas y otros dones
devolvió a la tierra
en gratitud por plantarle de pie
cual árbol y su sombra,
cual voz y su palabra.

No puedo más decir de aquel amigo
que conocí un verano de algún tiempo,
que compartió conmigo la sonrisa,
la claridad, el verso.

Y la magia secreta
de su andar por el mundo
que aún persigue mi lápiz
cuando el recuerdo nace
y se llena de estrellas.

Le conozco, le he visto
hace un rato en el trino
que nos trae su nombre
y nos dice bajito:

 

Era al Ande y el duende

en altura secreta,

amaba a Pastorala,

se llamaba Poeta.