LO QUE YO SÉ DEL SUR

lo que yo sé del sur

que todo el mundo sepa
que el sur también existe”.

Mario Benedetti

 

 

 

Lo que yo sé del Sur es poca cosa:

Que la marisma le besa los pies

desatando frescor de mariposa,

pedazos del ayer

aromas de conjuros en antorcha.

 

 

Sé que desprende trozos de gengibre

desde las alboradas de su nombre.

 

 

Sé también que del Sur

nos llegan acechanzas y rumores

en lenguas consagradas a los dioses

dormidos en la eternidadad azul.

 

 

 

Y despiertan al son de los tambores

que despiden del Sur

misterios de la sal y los relojes

volando en las alfombras,

mantón de yerbabuena,

abanicos y rosas.

 

 

 

Mirando al Sur

la vida se detiene en los jardines

acumulando tientos de leyenda,

donde la juventud

aún ríe su lluvia pasajera.

 

 

 

Y el Sur de este misterio

es más que una estrella

tallada en la cruz del cielo.

 

 

 

Lo que yo sé del Sur, tan poca cosa:

Sé que los marineros van a ciegas

con sextantes de roja llamarada,

le inventan astrolabios,

horizontes y mapas,

desvarían velámenes y cantos

de sirena en las flautas

cada tarde que muere entre sus brazos.

 

 

 

Lo que yo sé del Sur, pequeña cosa:

Es la huella de todo lo vivido

acumulando ayeres en el alma,

la desnuda canción de mi guitarra,

la copla más sentida y más cantada

latiendo en el tablao de la nostalgia

lejanías de sombras escanciadas.

 

 

 

El Sur de este momento,

el Sur que siento

es más que una cruz

tatuada en el dorso del cielo.

 

 

 

Lo que me sé del Sur es ala rota:

Libélula sangrante

al sol de los venados,

la llamada incesante

de la tierra y sus nardos.

 

 

 

La sencilla

manera de vivir mirando al cielo,

el embrujo de tanto azul celeste

y tanta ola divina

danzando con el mar.

 

 

 

El Sur que se desgarra en cada grito,

el Sur más infinito,

es más que un pebetero

escanciando perfumes en el cielo.