en la piel de mi tristeza
fugaremos
en la estera de la tarde
con el viento empujando
los molinos del deseo.
amo
el punto cardinal de tu distancia
noches enloquecidas
recuerdo
y vigilia
como cruz de ceniza indeleble
en la piel de mi tristeza.
ven
soy piedra
seré río
ven
la noche apaga
tanta vida.
desnudez
abierta en la noche de tu sombra
trémula entre tus manos
fuego bajo tus labios.
llegarás
invadiendo plantaciones nuevas,
caminando a tientas
tropezando
con la primavera
en la oscuridad.
caes como arenas
de un reloj de lluvia
y destilas el beso
sobre mi piel desnuda.
amor acontecido piel adentro
enmudecida iré bajo la noche
hasta tu puerta azul
para nombrarte.
nada tengo
sólo la desnudez de mi caricia,
intocada
voy a la noche lenta sin amor.
sólo tengo los besos de las olas
estoy sola
contra el mar
y las arenas de relente.
embísteme lucero,
rompe olas
vamos a girar el tiempo,
vestida de piel aguardo
con las antorchas vivas
de mi sed.
tengo sueños inéditos en besos,
partículas de llanto en el costado,
ansiedades
y luna sorprendente
al pie de los zarpazos.
conservo entre las lianas de diciembre
bajo el torrente de sangrados besos
aquel daguerrotipo
de tu alondra
en mi adiós.
plaemar,
columpio de la tarde,
sufro desnudeces de agua y de coral,
la sensación salobre de volar
herida en carne y alma de cristal.
¿quién se atreve esta noche
a desatar la luz que arde por dentro
besar lavas altivas
y matarme de amor?
cancionero volátil
espigón de la tarde
estación
donde ardí las urgencias
del cigrrillo que tabaca mi voz.
inciensario
candente redoblar
sutiles bandoneones
del tango de la noche en tus pupilas.
espiga anochecida
va tu piel
sembrándome el deseo en rosa roja.