candombes
Parte de este poemario obtuvo el galardón "Morera Sombría" en el marco de los "Premis Ciutat de Badalona" celebrados el 20 de octubre de 2001.
agua del recuerdo
"¿Cómo fue? No lo sé.
Agua del recuerdo
Voy a navegar"
Nicolás Guillén.
agua del recuerdo
Ignoro la virtud que me trajeron,
presagio su manera de reir
en la voz continua
en los ojos fieros
de noches en celo.
No lo sé con precisa rebelión
pero fueron llegando a la playa,
América no abrió su corazón
a los hijos del trueno.
Sé que trajeron amplitud en cueros,
lenguas vibrátiles, odas de coral,
dioses del fuego y de la lluvia.
El germen primigenio de la risa,
la luz de mis pupilas más allá
de la insurgencia y de la libertad.
No recuerdo la luz de sus encuentros,
ecos tibios llegaron hasta mí;
descifrando los cueros voy, mis padres,
adhiriéndome en sueños a su tiempo.
Azul palmera
dame tu sombra fresca por soñar
un imposible encuentro.
Entregaron sus fuerzas a la tierra
fecunda de su sangre
y la luz de su canto al trajinar
por dejarme la piel marrón y dulce.
Ellos vienen conmigo a la cosecha,
en la zafra confundimos la risa
con un sueño perdido en una estrella
que del mar no llegó.
Viven en mi canción contestataria,
en la sombra de mi nombre tardío,
caminan los parajes de mi verso
y crecen en mis hijos.
Por ellos soy quien soy entre los hombres
de todas las alturas del color.
Yo no sé cómo fueron
los padres de mis padres,
vinieron de la mar
sin antorcha ni sable.
Ay, agüita del recuerdo
vámonos a navegar.
herencia
Erigieron murallas a la luna
para contrarrestar el holocausto
de su conflagración con las estrellas
y el horizonte arcano.
Nada existe después de la bandada
de gaviotas que emergen de la mar,
pez-coral, dios-sirena,
una raza proscrita en las centurias
cifradas al acorde del tam-tam.
Oro negro, espuma verdecida
fue la voz de su voz en el destierro,
humedeciendo látigos sangrientos,
traspasando mi piel.
Sometieron la fe de sus ancestros
para no marchitar las amapolas
que otras tierras procrean sin pudor.
Y danzaron un rito olvidado
despertando llamadas a Obtalá
quien dormita su cántico más sabio
en la espina clavada
de su negro color enarbolado.
En su garganta el grito milenario,
la llamada a la guerra,
la llamada al amor
se hizo carne en mi carne,
tardía y libertaria.
¿Dónde anduve yo, célula futura?
¿en qué recodo inerte del vacío
aguardaba en silencio un tiempo afín?
No lo sé, acaso estuve renovando
en la linfa de un soplo por llegar
madrugadas y sueños consumados,
engendrando en mi piel
una estación.
Llevo herencia de gritos apagados
en la noche perpetua
que aún anoche
sopló de mi rencor
agudeces al filo del dolor.
Erigieron un túmulo a los vientos
para soplar horas reinventadas
en la bitácora
de algún gris navegante
cuya brújula no conoce el sol.
Levantaron murallas a la luna
para contrarrestar el holocausto
de su conflagración con las estrellas
y el horizonte arcano.
palenque
Temeraria la noche corre vientos,
van a campo traviesa.
Huye un negro,
le persiguen mastines de tormento,
jaurías de cansancio.
No hay palenque en la luna,
no hay recodo en el alba.
Resbalando la tierra y el infierno
corre un negro
sudoroso y oscuro,
envuelto en su color.
Acechantes
viajan cuatro luceros
ardiendo sus antorchas veladoras.
Son los polos del grito,
los corceles del trueno.
Sigue un negro
su destino tenaz de cimarrón.
de que color es el color del grito
De qué color es la lluvia
cuando besa campos prietos,
de qué color es la cuna
entibiando al niño negro,
los pechos amamantando
al hombre que va creciendo.
De qué color es el llanto,
la risa, el abecedario.
De qué color es el viento,
de qué color el camino
cuando, sombras y luceros,
lo cruzan los hombres negros.
De qué color es el paso,
las alforjas, el cansancio.
De qué color es el grito
herido en la voz de un negro,
de qué color es la sed
cuando la bebe en silencio.
De qué color es la vida
engendrándose a sí misma.
De qué color es la muerte,
la tumba, la cruz, el miedo.
De qué color es la furia
irguiendo puños al viento,
de qué color es la pena
llorándose en su lamento.
Y los tambores, el trueno
y la actitud en silencio
ante la canción de cuna
recién nacida en un negro.
Y la caricia en el vino
y los labios en el beso,
de qué color es el viento,
la pasión, el desafío.
De qué color los latidos,
de qué color el pecado
negro de mi negra sombra,
de qué color el perdón
blanco de mi blanco dios.
De qué color es el fruto
cosechando manos negras.
De qué color es el color
del negro
Negro
¡Negro!
anoche
Ayer, negro, fui suya,
no me entregué, no quise,
a fuerza me tomó.
Me desató la rienda,
su boca me buscó,
me dijo: SOY TU DUEÑO,
VENGO A COBRAR TU AMOR.
Mi amor, el de las noches
azules estrelladas,
antorchas en tus ojos,
redobles en tu pecho.
Mi amor, el de los ritos
de piel, negra pantera,
mi amor de fruta nueva
que sólo tuyo es.
Anoche me visita,
me ronda por gustar
mi negra rebeldía,
mi flor de intimidad.
Recorre mis tinieblas,
se tiende junto a mí,
desgarra las arterias de mi risa.
Me dice: SOY TU AMO,
DESNÚDATE ANTE MI,
VOY A POBLAR CONTIGO
ESTA NOCHE DE ABRIL.
Esta noche propicia
para quererte a ti, rodar caricia arriba,
negros los dos al fin.
Esta noche fecunda
de tambores y son,
anoche, negra y tuya,
fui del amo señor.
cimarrón
La noche consolida sus luceros
a la intemperie.
Negro y audaz
envuelto en sombra negra
voy a pie.
Evasiva, la luna, apuntala una nube,
muerde un trueno en mi sien.
Negra de viento y vuelo cimarrón
la noche me cobija como una sombra más.
Es triste cabalgar horas pobladas
por espantos.
Solo voy, al relente de la huella
cruzando tanto mundo por vivir
como viven los hombres que son libres.
Soliviantando al miedo marcho al fin
a redoblar augurios al palenque
tibio de carne negra, miedo negro,
sangre negra.
Más allá, la luna me sonríe, descolgando
los húmedos relámpagos de luz.
tambor
Mi voz conoce un tambor
urdido en piel y tendones,
yergue su temple un son
cuando silencia la noche
sus colores.
Revive tambor en magia
nombra al padre de tu padre,
la noche será larga
y los grillos entonan un reclamo.
Llévales sus vocecillas
prendidas al caudal de tu canción
y con la nueva noche
invéntame otra voz
para cantarte.
Mi piel conoce tus lomas,
el rito, la llamarada,
aire que desencadena
cuando la tocan mis manos.
Grítame otra vez tambor
el nombre de mis ancestros
los llevo en los huesos,
dime de dónde vengo
con su piel en el tiempo.
balafong
Balafong, cuchillo de los vientos,
corta un son para mí,
una esmeralda ¡dos!
para mis ojos,
enciéndeme otros ojos
con el beso que los cierra.
Balafong, sollózale al silencio
esquirlas de una madrugada
para morir ebria de tu tonada
en bá mayor.
candombe
"Y cuando el tambor comenzó a tocarse a sí mismo, todos se levantaron, todos los que desde hacía cientos de años estaban muertos. Y vinieron para ser testigos de cómo el tambor tocaba el tambor."
Amos Tutuola
Carámbanos de trueno van rodando
la sombra de color de nuestra piel,
una noche ritual nos encontramos
ardiendo antorchas, liberando sed.
Melaza, ron, tambores al acecho,
zafiros encendiendo la pasión,
cerbatana letal en nuestros cuerpos
orillando delirios y canción.
Desnudos y morenos nos amamos,
sensualidad el viento nos ungió
en las concavidades de los besos,
entre las oquedades de la piel.
Marimbas de color y son felino
arpegiaron la hora de acoplar
tantas dos rebeldías, en el rito
milenario del hombre y la mujer.
Déjame besarte negro, tengo lluvia
en los ojos, y un cerezo maduro
apurándome besos, y la luna
repleta de candombes para ti.
amor
Figúrate mi negro
la noche azul y yo
tejiendo los encuentros
de tiempo girador.
Que somos hipocampos
heridos de volar
libertades y prados
de prieta inmensidad.
Imagina tus manos
sin cadena y dolor,
mi piel negra y desnuda
debajo de la luna.
Los vientos cardinales
del África vendrán
vaivenes litorales,
candombe de cantar.
Figúrate mi negro
que vamos a poblar
los blancos universos
de negra libertad.
son
En la noche de tu piel ardí
mis capullos fortuitos, el tizón
que me desgarra en tiempo de besar
el corazón.
Antorcha fue tu cuerpo al enfrentar
mis temblorosas olas en un son,
estremecí mis flancos incendiados,
nos desnudamos ante el mar en celo.
Nos volvimos con el sol en relente
y el horizonte frente a frente
Fuimos rojos,
y negros
y celestes.
La noche de tu piel ardí contigo
abrasándome para sucumbir
este negro botón de rosa virgen,
esta bachata trémula de abril.
tus ojos
Luciérnagas tus ojos
no vuelvas por el son
que te prometo negro
besarte sin pudor.
Antes del tiempo breve
yo era capulí
creciendo en mis orillas
hartándome de mí.
Hoy soy, después de verte,
arena de la mar
vengan olas y vayan
vayan y más allá.
Donde canta mi negro
luciérnagas en son
irrepetibles cueros
no vuelvas, por favor
que si cruzas la noche
acechante de amor,
yo te prometo, negro,
besarte sin pudor.
yo sin canto
Humedad en los grillos,
ansiedad en la mar,
hay un canto desnudo
y tan sin nombre
¿quién lo quiere estallar?
Un cascabel
es mi felino viento
donde dos negros cuerpos
arpegian el amor.
Noches afuera
van desnudos los grillos,
noches adentro
desnudos tú yo
Negros y pretendiendo
alzarse en dos luceros,
yo sin canto
¿quién lo quiere buscar?
rito
Azucarada, negra
vengo al rito de la entrega.
Recién nacida, nueva
sin caricia, sin espera.
Invicta en el rumor
de noches ancestrales.
Húmeda en la miel
de los trapiches, prieta.
Rezumando tibieza,
esposa negra.
Ungida de ritual
virgen y negra, vengo a ti.
oricha
Ven con el tambor altivo,
rómpeme los cueros
altar de canelas y sombras
OLORUN
llévate las llaves de la luz.
ELEBARÁ no te descubrirá
en el misterio de tu nombre
ORICHA
Columna de los vientos
CHÉ ORICHA,
en mi ancestro te busco
pulsando la intangible guitarra de soñar,
creándome tu sombra
a la altura del trueno.
Vuelve a ser el hombre, acuclillado en hueso,
sangre, ojos.
Con tu paso en los aires del camino
espigaré la noche
y repito
junto al fuego encenderé tu nombre
cuánta vida volverá de la sombra
tamboreando mil voces en mi voz
inicio tu llegada
CHÉ ORICHA
Y la mar se salió
para danzar un candombe
¡YEMAYÁ¡
Inicia un tiempo de caracolas
murmurando tu nombre diosa de agua.
Mi canto que te besará los labios
dormitará luego en tu voz
de rosa náutica.
ORICHA de la vida ¡YEMAYÁ¡
permíteme abanicar tu sombra
con mi palma morena,
brisas atardecidas soplarán
el tambor de mi pena.
Vuélvete del mar esta noche
¡YEMAYÁ¡
las sirenas vienen a buscarte,
galopando olas de caballitos abisales,
ensayando en mi voz
tu líquida canción,
germinando la danza de las aguaas
en la veleta
enloquecida, rosa cardinal
ogún
Herrero púrpura OGUN
danza en mi cuerpo un aire
blandiendo machetazos.
Domina los metales de mi canto,
fragua un corazón azul
álzate montaña OGUN.
Tu nombre será suficiente
para dar nueva vida
al fragante crisol de los nardos.
Hipocampo de fuego OGUN
camina por mi cuerpo
un vaivén, un espasmo.
Machete con acento de montaña
OGUN, oye mi ruego
iníciate conmigo por la danza.
Cerrajero del trueno
silba en mi voz un aire
con acentos de fuego.
Que la noche ya te pertenecía
en el color ardiente de mi piel
OGUN