el otro infierno

el otro infierno


Arrímate, retírate conmigo

vamos a celebrar nuestros dolores “.


Miguel Hernández.

Muerto amaneció Menandro aquel Domingo de Ramos. Muerto ya para el cansancio y el placer. Muerto para su mujer que en vano le lloraría rezos interminables, apretando brazos y piernas en las noches inertes, como queriendo abrazar los últimos calores que se le apagaron con el fuego de la vida, dejándole por siempre los ojos abiertos al espanto .

-!Calla hombre! ¡ Ya está bien muerto !. ¡ El muy pendejo !. Desgració a tanta muchachita en la comarca. Tal vez algún marido vengador o un padre deshonrado se la habrá cobrado.

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Disponible, en versión impresa y PDF en estas mismas páginas.